Se sabe que muchas personas usan anteojos. Algunas carecen de dioptrías desde una edad temprana y otras comienzan a declinar con el tiempo. Por lo tanto, cada persona tiene necesidades y problemas diferentes y, por este motivo, buscamos gafas que se puedan adaptar fácilmente a las diversas necesidades. En los últimos años, hemos escuchado más y más acerca de las gafas progresivas. Pero que son ¿Qué los caracteriza? ¿Son adecuados para todos o necesita evaluar cuidadosamente su uso?
En primer lugar, analicemos juntos cuál es la principal cualidad de las lentes progresivas y por qué son completamente diferentes a las monofocales. Estos últimos tienen como objetivo corregir una dioptría fija: es decir, podremos ver bien de lejos o de cerca, según el tipo de gafas. Las lentes progresivas, en cambio, están estructuradas de manera diferente: la mitad superior garantiza una visión lejana ideal, mientras que la mitad inferior es adecuada para observar mejor todo lo que no está muy lejos de nosotros. Está bastante claro que en este caso, la ventaja vendrá dada por el ahorro de no tener que cambiar constantemente de gafas en función de la actividad que estemos realizando, ya sea de lejos o de cerca.
En términos económicos, los progresivos tienen un precio más alto que un simple par de lentes tradicionales debido a la mayor dificultad para producirlos. Sin embargo, habrá ahorros si considera que solo necesita un par de anteojos en lugar de dos.
A pesar de todo, sin embargo, siempre es fundamental hacer primero un examen ocular para comprender mejor qué modelo es el más adecuado para nosotros. Sobre todo, es importante no asustarse si al principio siente dolor de cabeza o mareos; de hecho, el ojo necesitará tiempo para adaptarse a este tipo de lentes.