Cuando hablamos de desprendimiento de retina nos referimos a una enfermedad ocular muy molesta ya que consiste en levantar la capa superficial de la retina de la que está debajo. La retina es la capa más interna del ojo y está formada por dos capas. el más superficial contiene las células especializadas del ojo, llamadas fotorreceptores, que están particularmente concentradas en la mácula. Los fotorreceptores son importantes porque traducen imágenes en impulsos eléctricos, transmitiéndolos desde el nervio óptico al cerebro y permitiendo el procesamiento final de la señal.
Generalmente, de todas las estructuras de la retina, la capa afectada por la patología se llama neuro-retina y es la superficial. Las causas subyacentes de esta patología son muchas y diferentes; en particular, puede ser causado por:
Miopía severa
Trauma ocular
Desprendimiento posterior del vítreo
Rotura de la retina
Intervenciones quirúrgicas previas
Enfermedades como diabetes y enfermedades inflamatorias.
Los síntomas, por otro lado, aparecen muy a menudo de forma repentina, con el riesgo de comprometer la calidad de la visión del paciente, a través del desarrollo de:
Fotopsias o fosfenos (destellos de luz en los ojos)
Flotadores, (campos móviles)
visión distorsionada
pérdida de agudeza visual.
Una vez identificado este problema, es fundamental actuar con rapidez para evitar que el problema empeore. En general, el tratamiento debe realizarse necesariamente dentro de las 48 horas siguientes al inicio de los síntomas, para poder evitar el riesgo de ceguera. Para tratar esta patología, hoy en día existen técnicas microquirúrgicas mediante el uso de láseres, o intervenciones quirúrgicas como la vitrectomía, es decir, la extirpación del cuerpo vítreo, o ab-externa, como el cerclaje, es decir, la aplicación de una banda de silicona. globo ocular. Si el desprendimiento de retina se identifica y trata de manera adecuada y temprana, se puede tratar de manera efectiva asegurando la recuperación completa de la visión y rara vez se observan complicaciones como pérdida parcial permanente de la agudeza visual y / o recaídas después del tratamiento.
Por tanto, es importante que ante los primeros signos de este tipo, se tomen las medidas adecuadas; en primer lugar, realizando también exámenes oftalmológicos especializados y en el caso de que se identifique esta patología, intervenir lo antes posible.