En los últimos años, las lentes de contacto se consideraban una segunda opción frente a los anteojos tradicionales; esto se debe a que las lentillas se fabricaban con diferentes materiales, seguían siendo una novedad y eran mucho más molestas e invasivas que las actuales. Hoy, sin embargo, gracias a los materiales modernos y las mejoras en la investigación médica, las lentes son extremadamente fáciles de aplicar y casi siempre se pueden usar durante varias horas consecutivas. Sin embargo, ante tantos aspectos positivos, no hay que olvidar que se trata de objetos que, al acabar en estrecho contacto con el ojo, requieren algunas precauciones y no pueden utilizarse de forma superficial. De hecho, su manejo es mucho más complejo que simplemente usar un par de anteojos.
Ahora veamos en detalle todas las diferentes características de las lentillas: en primer lugar, están las rígidas y las blandas. Hoy en día, la mayoría de oftalmólogos y oftalmólogos recomiendan el uso de los blandos, porque son más fáciles de aplicar y se adaptan mejor al ojo pero su función es un poco más limitada, ya que no permiten corregir defectos particularmente elevados. Por el contrario, los rígidos y semirrígidos ayudan un poco más a la corrección de defectos visuales.
Las principales contraindicaciones independientemente del tipo de lentillas son sequedad ocular, alergias, alteración del lagrimeo, molestias palpebrales y dificultad para cerrarlas. Siempre hay que decir que los blandos suelen ser más llevaderos.
Entre las principales ventajas de llevar lentes de contacto en lugar de gafas está que aseguran una mejor calidad visual y son capaces de corregir de forma eficaz un número mucho mayor de defectos, entre los que también se incluyen problemas como, por ejemplo, el astigmatismo provocado por el queratocono. También nivelan perfectamente los ojos, y esto hace que sigan generando una visión homogénea, a diferencia de lo que ocurre con las gafas, que con dificultad logran igualar desequilibrios de este nivel.
Aunque por tanto tienen ventajas, no todo el mundo es apto o puede llevar lentillas. En primer lugar, es importante realizar una visita al especialista para evaluar la idoneidad para el uso de aquellas que en realidad son prótesis completas. Una vez obtenida la idoneidad se puede empezar a utilizar las lentillas, teniendo en cuenta que la adaptación a las mismas es subjetiva y puede tardar unos días. Es importante recordar no usarlas por demasiadas horas, sería recomendable no exceder las 10 horas de uso, pero lo realmente importante es no dormir con lentillas. Una siesta ligera no debería causar muchos problemas, pero dormir toda la noche podría causar daños graves en los ojos.
Finalmente, el uso de lentes de contacto en la infancia está muy desaconsejado y solo debe estar motivado por condiciones patológicas muy graves o particulares.